Émile
Durkheim[1]
Una pregunta que debemos platearnos es a qué
llama sociedad Durkheim. Para él una sociedad
está formada por todo conglomerado continuo de individuos en contacto
permanente. Es la cuna donde toda persona se nutre de forma constante y gracias
a ella somos personas. (“De la división
del Trabajo Social” - pág 234). Y representa un poder que regula los
individuos. Para el autor, la conducta de los individuos está siempre
predeterminada por regulaciones que provienen desde su entorno y, el conjunto
de esas regulaciones nos muestra que la sociedad es una realidad moral que, de
cierto modo “envuelve” al individuo. En este sentido la moral para Durkheim,
significa aquellas regulaciones que le son habituales al individuo y que a su
vez, tienen autoridad para imponerse.
La sociedad es externa y anterior al individuo.
Externa porque impone coacciones a sus miembros; y anterior porque
históricamente hablando aparece primero la sociedad y luego el individuo, y
porque la formación de las conciencias individuales se desprende del desarrollo
histórico de la sociedad. En suma, la sociedad determina al individuo.
La vida colectiva no nació de la vida individual,
sino que, por el contrario, la segunda nació de la primera. La individualidad
personal, como se elabora en el seno de un medio social preexistente,
necesariamente lleva la marca de él; se constituye de manera tal de no arruinar
ese orden colectivo del cual es solidaria, queda adaptada al mismo, sin dejar
de desprenderse. No tiene nada de antisocial, porque es un producto de la
sociedad (“De la división del Trabajo Social” - pág 237).
Pero, ¿qué es la consciencia colectiva o moral
para este sociólogo? La conciencia colectiva es
un conjunto de creencias, sentimientos, juicios de valor, etc. que nos liga y
que construye el tipo psíquico de la sociedad. La conciencia colectiva hace a
la solidaridad y por tanto a la sociedad. Cuanto más envuelve la conciencia
colectiva a la individual, más fuertes son los lazos sociales. Cuanto más
fuerte es, menos lugar deja para las diferencias individuales. En este sentido,
los Estados o Naciones fuertes y definidos de la conciencia colectiva son la
base de la ley penal. Así, lo que hoy llamamos conciencia nacional o conciencia
popular sería equiparable a la conciencia colectiva de Durkheim. La conciencia
individual alude a un pensamiento alternativo propio. En sociedades
segmentarias la conciencia colectiva trata de taparla.
El
suicidio o la teoría de la anomia
Para Durkheim el interés por el suicidio está en
profundizar el conocimiento de cómo opera en la realidad de la vida la
conciencia colectiva. La genialidad del texto está en haber buscado la pista
para el análisis de este fenómeno de la vida colectiva en el ámbito de un
comportamiento que tiene toda la apariencia de agotarse en el ámbito de la
acción individual o en la esfera más íntima de la persona. Un enfrentamiento
voluntario con la muerte. Pero de acuerdo al autor, incluso allí, en esa esfera
íntima, actúa la fuerza de la sociedad. Aunque se trata de un acto plenamente
individual, lo que interesa al sociólogo, es que a partir del hecho mismo y
siempre en un período no demasiado largo, este acto se repite da manera casi
invariable. Interesará que éste acto individual contiene causas en las cuales
es posible actuar no sobre los individuos sino sobre los grupos. Luego de un
exhaustivo análisis de distintos factores y grupos, condiciones sociales y
religiosas, Durkheim da el paso teórico fundamental en toda la obra, que
consiste en la proposición general de que la tasa de suicidio varía en proporción
inversa al grado de integración de la sociedad.
En tanto que el concepto de integración social
significa la armonización de la conciencia colectiva con la conciencia
individual, es decir, la dualidad de la conciencia se resuelve en un armónico
equilibrio entre sus dos polos. Cuando esa integración es débil se produce la
primacía de la conciencia individual sobre la conciencia colectiva, que es el
estado del egoísmo. El suicidio que se produce por este tipo de integración, es
el suicidio egoísta. Pero también observa que en las sociedades más primitivas
hay formas de suicidio que son compulsivas, es decir, que en determinadas
circunstancias los individuos se ven obligados a quitarse la vida. Se trata de
una acción de autoinmolación que es asumida como un deber moral, referida
generalmente a actos rituales. Este suicidio a diferencia del tipo egoísta, se
produce porque la conciencia individual queda minimizada y se diluye frente a
la conciencia colectiva. El individuo no es capaz de resistir la presión de las
normas del grupo, se trata de un suicidio altruista.
Sin embargo, Durkheim no agota su creación
analítica en estos dos tipos de suicidio, ya que nos conduce a una de sus
mayores creaciones conceptuales: la teoría de la anomia. El foco estratégico
para este desarrollo es el suicidio anómico. De acuerdo al autor, este es un
comportamiento extremo que se produce por la ausencia de regulación y, esta
ausencia significa inexistencia práctica de la conciencia colectiva. Un
fenómeno que se produce cuando desaparece la “malla” de regulaciones y normas
que orientan al individuo en el mundo de la vida social. Las situaciones de crisis
social, como lo es el caos económico, pueden llegar a producir la desaparición
de una malla reguladora de la sociedad y con ello se puede producir una suerte
de muerte de la sociedad. En esa situación, el suicidio anómico corresponde a
un comportamiento con el cual se pone término radical e irreversiblemente a esa
situación de carencia de regulación social. En suma, es un comportamiento que
se produce cuando esa carencia es intolerable para el individuo y, aunque es un
comportamiento social que puede tener
implicancias psicológicas, es definitivamente un hecho socialmente causado.
Los cuatro tipos de suicidio:
a)
Suicidio egoísta
Las altas tasas de suicidio egoísta suelen
encontrarse en aquellas sociedades, colectividades o grupos en los que el individuo
no está totalmente integrado en la unidad social global. Esta falta de
integración produce un sentimiento de vacío y falta de significado en los
individuos. Las sociedades con una conciencia colectiva fuerte y con corrientes
sociales protectoras suelen impedir la propagación del suicidio egoísta, entre
otras razones porque proporciona un sentido a sus vidas. Cuando las corrientes sociales
son débiles, los individuos sobrepasan fácilmente la conciencia colectiva.
b)
Suicidio altruista
Al contrario del tipo anterior, es más probable
que este tipo de suicidio se produzca cuando existe una integración social
mucho más fuerte, obligando de cierta manera al individuo a cometer este acto.
c)
Suicidio anómico
Este tipo se presenta cuando dejan de actuar las
fuerzas reguladoras de la sociedad. Esta interrupción puede llegar a crear un
alto grado de insatisfacción, dejando las pasiones con muy poco control. Cualquier
tipo de interrupción hace que la colectividad sea temporalmente incapaz de
ejercer su autoridad sobre los individuos. En este sentido, las interrupciones
liberan corrientes de anomia dadas por actitudes desarraigadas y sin regular.
d)
Suicidio fatalista
Aunque brevemente analizado por el autor este
cuarto tipo puede producirse cuando la regulación es excesiva. Durkheim se referirá
al tipo de persona que potencialmente puede cometer este tipo de acto, como
aquella en que “su futuro está implacablemente determinado, cuyas pasiones
están violentamente comprimidas por una disciplina opresiva”. Para el autor es un
clásico ejemplo el esclavo que se quita la vida por la desesperación que le
producen las reglamentaciones opresivas
Para mi pensar son habituales al individuo y que a su vez, tienen autoridad para imponerse.
ResponderEliminarEs posible actuar no sobre los individuos sino sobre los grupos. por eso hay que vivir rapido, morir joven, ser salvaje y divertirse..