Sé el protagonista de
tu propia historia
Por: Pedro Reliche
Reyes[1]
¿Quién es el protagonista
de tu vida? ¿Quién es la estrella principal? ¿Quién escribe el guión? ¿Quién
dirige la novela? ¿Quién elige a los protagonistas? ¿Quién es el productor?
Todas parecen preguntas algo tontas,
es obvio que la respuesta a cada una de ellas es “YO”, ¿verdad? La respuesta no
siempre es la misma para todas las personas, para muchas el director es un
familiar, el protagonista es un conocido, el productor es un jefe y la estrella
principal es alguien más.
Según Fernando Savater en su libro
“Ética para amador”, la principal obligación que tenemos los seres humanos es
luchar contra la imbecilidad. Que no te asuste el término porque no es
peyorativo. La palabra «imbécil» es más sustanciosa de lo que parece, no te
vayas a creer. Viene del latín baculus que significa «bastón»: el
imbécil es el que necesita bastón para caminar. Savater quiere decir que las
personas en muchas ocasiones necesitamos de cosas externas para poder ser
nosotros mismos, o lo que es lo mismo nos dejamos llevar desde fuera:
personajes, modas, costumbres, ideas, publicidad, padres, compañeros,
novios(as). etc., para saber qué hacer.
Para evitar ser llamado imbécil
debes ser consciente. La toma de consciencia de la vida no es algo que
se gana en un bingo ni en la lotería. Es algo que se logra en el fragor del día
a día, cuando reflexionas sobre las causas de tus dificultades y las
consecuencias de tus acciones.
No importa cómo fue tu pasado ni
cuan negro es tu presente, tú eres la única persona que puede elegir el final
que le quieres dar a tu vida; ciertamente en el camino a la felicidad
encontrarás villanos y antagonistas cuya única misión es darle algo de fuerza a
la historia, no quieren arruinarte la vida sino hacerla más interesante. No lo
tomes a mal, mira siempre a los obstáculos como posibilidades ya que Dios
escribe recto sobre líneas torcidas, es decir que cada tropiezo debes mirarlo
como ocasión para crecer y aprender de la vida, donde siempre se aprende de las
cosas malas que nos pasan, no de las buenas.
Si en algún momento de tu historia
te sientes perdido y no sabes cómo continuará, puedes ver otras historias
similares a la que quieres vivir y tomar ideas para tu propio guión, lo
importante es nunca rendirse y llegar hasta el final. Recuerda que en todas las
culturas sabias la sabiduría de las personas mayores o ancianas fueron
aprovechadas por las generaciones jóvenes ya que veían en sus experiencias una
oportunidad para crecer. Esto implica que debes buscar consejos o sugerencias
de personas cuya experiencia de vida tenga algo que decirte, recuerda que un
ciego no puede guiar a otro: una persona de tu edad difícilmente podrá darte
luces en situaciones que ameritan experiencia de vida.
Por otro lado, recuerda que sin
conflicto no hay historia. Eso es lo chévere de la vida, que siempre tiene algo
nuevo que enseñarte; por eso debes ver a las dificultades como ocasión
privilegiada para revisar el guión de tu vida propia, corregir lo que esté mal y
darle un nuevo giro a la trama de la existencia, donde el principal
protagonista eres tú. Caminante no hay
camino, se hace camino al andar. ¡Ánimo pues!
[1] Idea tomada del escritor Pablo Hernández, ha sido ampliada y adaptada
para charlas de “Crecimiento personal” y “Ejercicios Espirituales Ignacianos” por el
autor.